Es la hora.
Mi pueblo por más de 60 años ha depositado su esperanza y confianza en un sistema que lo único que ha logrado es la frustración y el desengaño, basado en la mentira y la hipocresía de sus dirigentes, a los cuales les fuimos permitiendo de una forma o de otra que fueran creando las bases para formar un Estado Totalitario a tal punto que el mismo Fidel Castro en un discurso llegara a decir que el proceso Revolucionario Cubano era ya irreversible. Sin darnos cuenta creyendo en falsas promesas de desarrollo e igualdad social entregamos por completo lo más preciado que tiene un ser humano “su libertad”.
Es por eso que tenemos el deber moral con nuestros hijos de luchar por un país libre de totalitarismo y mentiras, donde nadie sea discriminado por su forma de pensar la cual representa la más indispensable de las manifestaciones del hombre. Donde cada persona pueda tener un nivel de vida moderado y honrado como fruto de su trabajo, donde se reconozca el sacrificio y la superación personal. Donde no se quebranten los valores morales desde la infancia enseñando a un niño a la supervivencia por un pedazo de pan, donde no vea a sus padres que tengan que robar o inventar para llevar un plato de comida a la casa, donde la principal opción de desarrollo sea la prostitución y la migración. Donde se dividan las familias por ideales políticos.
Basta de engaños y que nos continúen pidiendo entrega y sacrificio cuando los principales dirigentes están muy lejos de la realidad del pueblo, ninguno sabe lo que es tener que levantarse y la primera pregunta del dia sea que le doy de comer a mi hijo, ninguno sabe lo que es hacer colas interminables y muchas veces no alcanzar ningún producto. Siempre nos han dicho que un dirigente basa su sistema de dirección en el ejemplo personal, y que cosa es lo que nos han demostrado, sólo la hipocresía de pedir ahorro mientras ellos despilfarran.
Han jugado demasiado tiempo con la vida de millones de cubanos, pero ese momento está llegando a su final.
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